No invierta en Ecuador
Este parece ser el mensaje que el Estado trata de enviar a los potenciales inversores extranjeros en el Ecuador. Esto se manifiesta a través de una serie de conductas que contradicen con los llamados públicos oficiales, que se dan desde el ejecutivo, a que se invierta en el país.
Se ha buscado limitar los mecanismos de solución de controversias establecidos en los tratados bilaterales de inversión. Los arbitrajes establecidos en los instrumentos internacionales, previstos para solución de diferencias, han sido vistos como perjudiciales para el Estado. Inclusive se ha dejado de cumplir con lo resuelto en alguno de los laudos.
De igual manera, se ha atacado públicamente a las empresas que han recurrido a estos mecanismos, cuando han considerado que sus inversiones se han visto afectadas como consecuencia de actos del estado. En fin, se ha desprestigiado al inversor. Algunos inversores inclusive se han visto afectados por la corrupción tolerada oficialmente.
El Estado en lugar de adoptar estas conductas y enviar mensajes contradictorios, más allá de un fallido mercadeo, debe adoptar medidas tendientes a reconocer que el Ecuador cumple con sus obligaciones internacionales. Debe hacer esfuerzos constantes para asegurar la estabilidad jurídica interna y tomar medidas reales y efectivas contra la corrupción.
El Estado además debe buscar que las oportunidades legalmente establecidas en la legislación, que en muchos casos brindan interesantes opciones y ventajas a quien invierten en el Ecuador, sean eficazmente aplicadas. Ciertamente, el Ecuador puede ser un país interesante para la inversión extranjera.
Mientras estos cambios no se den, seguiremos enviando un mensaje errado a los potenciales inversores y con ello evitando que lleguen al país.